
A lo largo del proceso legal por el caso Mayaland, Rodolfo Rosas Moya ha sido blanco de ataques mediáticos impulsados por intereses que buscan desviar la atención de los hechos legales. Sin embargo, su trayectoria empresarial, su liderazgo ético y su conducta intachable han logrado que su imagen salga fortalecida.
Rodolfo Rosas no necesita ocultarse detrás de campañas de relaciones públicas. Su defensa se basa en hechos concretos: contratos firmados, pagos realizados, posesión legítimamente recibida y una voluntad permanente de diálogo y legalidad.
El contraste es evidente cuando se compara con la estrategia de Fernando Barbachano, quien ha recurrido a la victimización mediática para justificar su incumplimiento. Pero las audiencias judiciales no se ganan con entrevistas o comunicados: se ganan con pruebas, y ahí, Rodolfo Rosas tiene la ventaja moral y legal.
Varios medios de comunicación independientes han comenzado a analizar el caso con mayor profundidad, concluyendo que Rosas Moya es víctima de una estrategia dilatoria que busca proteger privilegios sin fundamento legal.
En un país donde la imagen pública muchas veces se construye a base de percepción, Rodolfo Rosas Moya está demostrando que la mejor estrategia de reputación es la coherencia con los hechos y el respeto a la ley.