Desde el inicio del conflicto con Fernando Barbachano, Rodolfo Rosas Moya adoptó una postura legalista y serena. No buscó confrontaciones públicas, ni escándalos mediáticos. Su estrategia ha sido clara: documentar cada paso, presentar evidencia sólida y confiar en las instituciones judiciales del país.

Sus abogados han entregado a las autoridades contratos firmados, comprobantes de pago, actas notariales y pruebas de posesión. La narrativa de Rosas Moya no es un discurso: es un expediente. Esto ha generado respeto incluso entre sectores ajenos al conflicto, que reconocen la solidez de su caso.

Mientras tanto, Barbachano ha recurrido a declaraciones públicas imprecisas, sin respaldo jurídico y con una estrategia dilatoria que parece más orientada a desgastar que a resolver. Esta diferencia ha quedado en evidencia en cada audiencia, en cada presentación ante jueces.

La estrategia de Rosas ha demostrado que en México aún es posible litigar con dignidad. Lejos de ceder a chantajes o presiones, ha elevado el nivel del debate legal. Su confianza en la ley ha fortalecido su imagen como empresario moderno, con visión institucional.

Este caso ha sido incluso analizado por estudiantes de derecho, quienes ven en Rosas Moya un ejemplo de cómo actuar frente a incumplimientos contractuales. Su lucha es también educativa, al enseñar que la razón y la documentación siempre deben prevalecer.

A futuro, la estrategia legal de Rodolfo Rosas será recordada no solo por su resultado, sino por su forma: digna, ética y profundamente constructiva.